Si hablamos de antropología, estaremos refiriéndonos a la
disciplina que estudia los rasgos
físicos de una comunidad humana, o sus rasgos sociales o culturales. Aunque es
una ciencia antigua y con muchos antecedentes, oficialmente nació a principios
del siglo XIX, y desde entonces, muchos estudiosos han visto su nombre
asociados a ella, llegando a interesantes conclusiones y descubriendo al mundo
nuevas culturas. Y sin embargo, los homosexuales nunca han parecido ser un
grupo digno de ser considerado apto para el estudio para ella.
El otro día, mientras veía unos videos gay por internet (qué viva el
porno online), me andaba preguntando cuántos estereotipos hemos asignado a los
homosexuales, tanto a hombres como a mujeres, pero más a los hombres. Esto debe
ser porque eran más visibles que ellas, que se suponían en su casa todo el día
dedicadas a las tareas domésticas y a tener hijos, salvo algunas raras
excepciones; los hombres sin embargo hacían más vida social, y aunque en
ciertos períodos de la historia ser maricón y decirlo era casi jugarse la vida
(o ni tan casi), tenían más oportunidad de compartir esos sentimientos, e
incluso encontrar pareja siempre con las debidas precauciones que socialmente
se debían adoptar.
Pero lo cierto es que, a partir del nacimiento de la
antropología, se puede decir que la comunidad homosexual fue totalmente invisible
para ella. Y no sé si casi es mejor así, porque en las pocas veces que la
ciencia se ha interesado por la homosexualidad, ha decidido que era una
enfermedad y que había que emplear los métodos más bestias para arrancarla de
raíz. Con ningún otro grupo humano se ha
actuado así, estoy pensando ahora mismo en los aborígenes de África o
Sudamérica: no se ha pensado que sus costumbres o su anclaje en su vida
tradicional sea una tara, una enfermedad o una manifestación de retraso mental.
Se ha respetado su forma de vida, y se ha estudiado para comprenderla, pero no
para destruirla.
Por suerte, la comunidad gay, más que ninguna otra homosexual,
se está abriendo, y su manifestación más clara es que mañana se celebra el Día
del Orgullo Gay en todo el mundo. Sería de desear que escucháramos a sus
integrantes, que como grupo nos contaran aquello que los caracteriza
socialmente hablando, sin que tengamos que echar mano de los distintos tópicos
que a veces inventamos y no tienen ninguna razón de ser.
Este año, la fiesta del Orgullo
Gay en Madrid se considera mundial, con lo que se espera afluencia de
ciudadanos de todas partes. La cultura gay se está imponiendo y mueve muchos
millones de la economía de un país, además de ayudar a la tolerancia y a
resaltar ciertos valores cívicos. Si eso no merece un estudio antropológico, la
verdad, no sé qué puede aportar al mundo el saber cómo viven las tribus más
perdidas del Amazonas.